Una fístula arteriovenosa es una conexión inusual entre una arteria y una vena, una anomalía dado que normalmente la sangre fluye de las arterias hacia vasos capilares diminutos y posteriormente se dirige hacia las venas.
Esta circulación permite que el oxígeno y los nutrientes transportados por la sangre sean distribuidos adecuadamente a los tejidos, antes de pasar a las venas.
Aunque algunas fístulas son creadas intencionalmente para facilitar procedimientos médicos como la hemodiálisis, otras pueden formarse naturalmente y requerir evaluación y tratamiento específico.
Los síntomas de las fístulas varían dependiendo el tamaño y la ubicación, por lo general se presentan en las piernas, aunque pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo.
Las fístulas pequeñas no presentan síntomas y no suelen necesitar tratamiento.
Aunque frecuentemente son asintomáticos, si pueden llegar a causar síntomas en etapas avanzadas como, dolor, pulsaciones, palidez.
En caso de que se de en los pulmones se conoce como fístula arteriovenosa pulmonar, es grave y se debe tratar lo más pronto posible, los síntomas que se pueden presentar son
Congénitas: Presentes desde el nacimiento, anomalías en el desarrollo de arterias y venas.
Debido a lesiones: Pueden desarrollarse después de una herida con arma blanca, por objetos punzocortantes o como consecuencia de procedimientos quirúrgicos.
Genética: Las fístulas arteriovenosas pulmonares pueden ser resultado de enfermedades genéticas como la telangiectasia hemorrágica hereditaria (enfermedad de Osler-Weber-Rendu), que causan vasos sanguíneos anormales en los pulmones.
Hemodiálisis: En personas con insuficiencia renal avanzada se puede crear quirúrgicamente para optimizar el proceso de diálisis.
Para diagnosticar una fístula arteriovenosa el especialista puede realizar estudios como
Ultrasonido Doppler, un método eficaz para identificar fístulas en brazos y piernas, utilizando ondas sonoras para analizar la velocidad del flujo sanguíneo.
Angiografía por tomografía computarizada, un tipo de estudio que muestra si la sangre está tomando un camino incorrecto y saltándose los pequeños vasos. Para hacerlo, se introduce un líquido especial en las venas que hace que estas se vean claramente en las imágenes.
Angiografía por resonancia magnética se usa cuando se sospecha que está muy escondida bajo la piel. Funciona de manera similar a la resonancia magnética, pero también utiliza un líquido especial para que los vasos sanguíneos se vean mejor en las imágenes.
En el caso de fístulas grandes, las opciones de tratamiento varían desde la compresión guiada por ecografía, efectiva para ciertas fístulas en las piernas, hasta la embolización con catéter, consiste en la colocación de un espiral o stent para corregir el flujo sanguíneo.
En situaciones donde estas opciones no son viables, se considera la cirugía, el tipo de cirugía depende del tamaño y la ubicación.
El tratamiento puede incluir desde la observación hasta procedimientos quirúrgicos, dependiendo de la naturaleza y severidad.
La prevención se centra en el manejo adecuado de las condiciones de salud subyacentes y en el seguimiento regular con su especialista. Los cuidados post-tratamiento son esenciales para el éxito a largo plazo y pueden incluir:
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